Algo del trabajo fotográfico que realicé en La Habana, Cuba en 1998. Impresionado por las imágenes tan ricas que pude vivir, no sólo de su arquitectura colonial, sino en su gente, sus calles, sus autos. Aunque sólo me permitieron pasar cinco rollos fotográficos, fue suficiente, por supuesto, elegí todos en blanco y negro.
Cámara Nikon F601 B/N diferentes lentes
PARAISO ROBADO
Ciudad magnífica,
tu riqueza desborda tu pobreza,
tus ideales firmes derrumban imposibles, se derrumba a sí misma,
tu belleza desborda esta bajeza,
tus balcones, tus calles, tus ventanales, tus ideales coloniales de rojos fraternales a pobres manchas de franqueza,
tu verdugo, no esta claro si de afuera arremete con vileza,
o de adentro, con mentiras, usando ideales te da el estoque con un pase de certeza.
Un pueblo amagado,
cansado,
preso y oprimido
convencido de su inexistencia,
que el perder no es por inexperiencia,
sino por orgullo a raudales.
Tus colores,
negro y blanco en la piel, coexisten,
verde y azul en tus pasos, rojo en el corazón,
tu razón, da vueltas en un coche de lujo,
en un escenario futuro,
a pesar de tu opresor.
Tus trazos, trabajan verdes y azules,
produces lo que consumes
y aunque apenas te dan de comer,
no lames la mano al verdugo,
para ganarte un mendrugo
y al final volver a perder.
Una necesidad dentro,
un pensamiento gestado en el paraíso robado,
una luz,
un pensamiento gastado por el tiempo,
una cruz,
un pensamiento muerto en la batalla, acabado,
magnificado primero,
luego mancillado y resucitado,
igualmente tonto y brillante
con vida artificial, se agota enjaulado.
Sin la fuerza de antes y sin valor,
tus pensamientos asaltan tu fe,
tu amor, tu valía y tu honor,
hoy más vale la lujuria que un beso,
si puedes tenerlo todo,
por qué conformarte sólo con eso.
Y aunque no quieras mirar,
la necesidad te acaba,
cuando en las calles te vendes
y ofreces con asco caricias
no sólo vendes tu patria,
vendes tu vida, tu amor
vendes a tus hijas.
Una mujer no es un trago de ron,
que al calor lo puedes beber,
si algo has de perder,
no apuestes el corazón.
Esperas ganar la revancha,
es cruel esperar que alguien caiga,
para levantar tu puño en victoria,
si has de luchar, no basta subir la guardia,
tendrás que adelantar la marcha
y arrebatar la gloria,
que la victoria no se espera,
se muerde, se llora,
la victoria se roba.
No se ha dicho la última palabra,
deja que la arquitectura renazca,
dale vida a tu gente, quita el yugo,
que al son del negro
su alma grite,
déjalo que sea libre,
déjalo que nazca.
SALCO
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